A los pibes del Crucero General Belgrano, a los que se fueron con él hasta el
vientre del mar, a los que se salvaron aferrados a sus botes naranja, a
los que quisieron borrar, a los que no tienen tumba, a los que
regresaron y se volvieron a ir, a los de las pesadillas, a los de las
lágrimas y los consuelos, a todos ellos y por ellos, les debemos la tarea de
construir una memoria indestructible sobre la bestialidad del imperio y
la inflexible convicción de que sin milicos genocidas y de la mano del pueblo, a
Malvinas Volveremos.
1982 - 2 de mayo - 2015
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